El club...
Tenía
19 años cuando sucedieron estos hechos. Espero les guste que los comparta.
La carta
le picaba en las manos, era el permiso del decanato de estudios a iniciar un
club de personas que hacían trabajos variados, según eran necesarios en la
universidad. La verdad es que la cosa era mucho más complicada, pero para que explicarle
a los normales sobre ellos. Había identificado varios compañeros que habían
escondido muy bien sus secretos, lo cual no era de extrañar que ella supiera
con el don que tenía. Pero la verdad cada uno de ellos, de mala gana había firmado,
pero deseaban crear un lugar donde poder sentirse seguros dentro de un mundo
que los había rechazados por no comprender como se movían.
La
sonrisa de ella delato el logro alcanzado y el grito de varios eufóricos se hizo
sentir en la cafetería de la universidad. Algunos miraron en la dirección del bullicio,
pero la mirada asesina de Fransheska detuvo cualquier comentario. Esta parecía
una guerrera a punto de matar a cualquiera que se metiera con sus bebes.
– Hoy
vamos a casa para celebrar… mami nos
esta esperando con pizza y películas de terror. – Fransheska menciono a su madre y varios de los compañeros se pusieron pálidos.
La mujer les ponía los pelos de punta, entre un rostro que no dejaba saber que
pensaba y las cosas que decía, era para salir corriendo en dirección contraria.
–Estás segura
qué es buena idea…- Jackie preguntó asustado, era la tercera vez que vería a la
mujer y la primera no había sido nada linda… la segunda solo asintió y miro por
unos minutos a Fransheska que solo soltó varias carcajadas.
–Yo no
me niego a la comida gratis… todos saben que una tiene que mantener la buena
figura. -Yarie sonreía mientras hacia gestos para que miraran su cuero lleno de
curvas, del cual se sentía orgullosa. Incluso era modelo, con intereses en la
moda para mujeres grandes. El resto del grupo asintió o solo levantaron sus
pulgares. Fransheska buscó con la mirada a su manzana podrida y lo encontró
acostado en un banco alejado. Su habilidad le permitía saber lo que otros
pensaban, algo así como su tío… por ello todos evitaban tocarlo, no por miedo,
sino por evitarle el dolor que le provocaba.
La única
que rompía la regla era Fransheska que se echaba a reír cada vez que él se
sonrojaba ante los pensamientos de ella. Esta vez no fue diferente.
–¡Mujer
no me toques mientras…! – el rostro era lo único que acusaba los pensamientos
de la mujer que solo se reía a carcajadas.
–Sabes
que nos podríamos divertir tanto si tu solo te dieras la oportunidad… a no ese
muerto no es mío, le hechas la culpa a mis padres. Se la pasan de amorosos todo
el tiempo, así que mi inocencia murió a los dieciséis años. Créeme es cierto
que uno nunca debería saber lo que pasa tras las puertas cerradas de las
habitaciones de nuestros padres. – Los sonidos de asco y gritos de horror del
grupo volvieron a provocar la mirada de los compañeros universitarios que no
sabían cual era el alboroto de ese grupo de locos.
–Yo fui
creada por el pensamiento… lalalalalalalalala…- Rosi estaba tapándose los oídos,
en un intento de no pensar en lo que sus padres hacían tras las puertas cerradas
de sus respectivas casas con sus respectivas parejas…. Iackkkk.
–Vamos
no pueden ser tan inocentes, han visto lo peor del ser humano y aun así las
relaciones intimas de sus padres los ponen a llorar como niños pequeños. Son
todos unos bebes…
–¡Basta
Fransheska! Tenemos el primer trabajo para mañana y tenemos que discutir como
lo vamos a manejar. – Todos guardaron silencio ante la voz cantante del
secretario del grupo. Ian se levantó de la improvisada cama y sonrío de manera cínica
al grupo. –Esto será sencillo, pero debemos encontrar evidencia. Tenemos varias
compañeras que se sienten acosadas por alguien que no ha dado rostro. Les ha
dejado una rosa marchita en diferentes lugares.
–Ok…
vamos a casa, comemos y vemos a ver como solucionamos este pequeño problema. De
seguro podemos escandalizar a las gemelas con las ideas que se nos ocurran.
–No sé
como te han dejado sola…
–Eso fácil…
las amenace con decirle a la chica que les gusta que piensan cuando están cerca
de ella. Es increíble el cómo pudieron enamorarse de la misma chica… pero bueno
son las gemelas. – Fransheska sonrió al ver la cara de amargura de Yarie. Sí
solo ella supiera.
–Ok… no
quiero saber nada más. Eso me suena a invasión de privacidad a la máxima potencia.
Por ahora debemos ver como nos enfrentamos a nuestro primer trabajo oficial
como el club “Jack of all trades”
–Eso fácil… les pegamos duro, rápido y fuerte… –Fransheska escuchó varios gritos de asentimiento al igual de algunos gemidos de dolor. Todos sabían lo que era luchar contra la tormenta Fransheska y no salir ilesos. Ian había sido el peor parado, que había sentido como las joyas de la corona perdían su lugar en su anatomía y se posaban en su garganta por un accidente de la mujer que se paseaba por su mente como si fuera un centro comercial. Mierda… la sonrisa de Fransheska le decía que había escuchado ese pensamiento. Estaba jodido…
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