Novela: Entre el cielo y el infierno: La Tierra

 


La novela cuenta con veinte años de escrita, más de 300, 000 palabras y solo ha visto la luz el primer libro.  Espero que con esta publicación en línea poder compartir con todos la obra que me salvo la vida. 

Si conoces lo que es la oscuridad en la depresión, por la pérdida… podrán entender la necesidad de este mundo donde los ángeles, dioses y demonios son parte del camino humano lejos de la imagen esotérica. 

Hoy comparto con ustedes un poco de mi ser, espero puedan disfrutarlo tanto como yo al releer estas páginas resguardadas en el olvido.  


Antes de…

Una niña, entre un mar de rostros, una niebla espesa, un muelle despertando de madrugada, un gran barco sobre las oscuras aguas, eran suficiente para hacerte voltear tratando de verlo todo. Los murmullos que mencionan el trabajo, preocupaciones y responsabilidades, todo eso creando una atmósfera aterradora, pero a la vez hermosa a los ojos curiosos de una niña de ocho años. Todos moviéndose de un lado para otro, algunos a sus trabajos, otros a sus compras, otros iban a salir de viaje, esperando su oportunidad para subir al barco que los llevaría lejos de esas tierras.

Entre éstos se encuentra esa niña que parece tener unos ocho años, nadie se fija demasiado en ella. Con su vestido holgado, su cabello trenzado y abrazando contra su pecho una mochila blanca. Sus hermosas e inocentes mejillas sonrosadas, como únicos testigos de las lágrimas que liberaban sus ojos, color verde. Ojos que mantenían una mirada cargada de dolor, de pérdida. Su mente infantil comprendía lo que los adultos le explicaron, aunque eso no hacía menos dolorosa la partida. Estaría lejos de su tierra, lejos de sus hermanos y de su padre, que se quedaría con ellos en lo que ella conocía como su hogar. Su abuela, una mujer de sonrisa sencilla, mirada sabia se agachó a su lado, envolviéndola entre sus brazos.

-Todo saldrá bien, pequeña…- el susurro calmó un poco la ansiedad, pero no así el dolor por lo que dejaba atrás. La pequeña se movía entre las dos mujeres que más respetaba y quería. La madre con un moño alto y un vestido lila bajo un abrigo gris. La otra su abuela, vestida de blanco y con el cabello corto y canoso; ésta observaba a todos lados, previniendo que alguien se les acercara con malas intenciones. Como si estuviera esperando que algo o alguien les hicieran algún mal. Ambas mujeres reconocían estar seguras, aún así no limitaban las precauciones. Un gemido escapó de sus gargantas al sentir la tierra bajo sus pies temblar, el aire se detuvo y el muelle fue iluminado por una bola de fuego que creció cerca de allí opacando las luces del amanecer. Las personas corrían despavoridas, algunos hacia el lugar en que se incendiaba, otros huyendo de él, el aire vibro con la explosión.

-¿Madre qué hacemos?- Ambas mujeres observaban el cielo llenarse de humo, no era algo de todos los días ver un amanecer oscurecerse ante una explosión de esa magnitud. El cielo lleno de humo y de ceniza, alguna de ella todavía encendida bailando en el aire buscando donde posarse.

-Sabes que aunque quisiéramos ayudar, tenemos algo que cuidar con todo esmero, sólo podemos pedir a los nuestros que ayuden en lo que puedan.- Así ambas lo hicieron, al ver que no era seguro decidieron partir hacia el barco, allí podrían mantener su tesoro a buen resguardo. Cuando iban subiendo alguien agarró con fuerza el brazo de la mujer mayor.

-Se creen muy listas, la atraparé. Saben que lo haré…- La mujer asintió y miro a sus otras dos acompañes, una observaba todo asustada, pero la niña solo observaba todo con confusión.

-Puede ser, no obstante, no te será fácil… Sólo ella podrá decidir si te permite acercarte. Así que suéltame, sabes cual es la regla. No puedes acercarte a las escogidas sin su consentimiento…

Próximo capítulo (Pronto)


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