LF Capítulo 10

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Capítulo 10

Secuelas

-Cristina…- El silencio fue roto por las voces de dos personas que amaban con locura a la joven que temblaba mientras se ponía la camisa. Eli asintió en dirección de Marcos que se movió con cuidado en dirección de Cristina. -Cariño, puede que lo que sienta desaparezca como dices a veces. Pero juro que en estos momentos mi corazón necesita abrazarte y decirte lo mucho que te ama.- La joven comenzó a llorar en los brazos del jovenzuelo que le había llegado hasta el alma, aun cuando había hecho todo lo posible porque no fuera de esa manera.

-Siento mucho lo de la cachetada…

-Me lo merecía, es cierto que estoy dolido con mi madre, que tengo mil preguntas que sólo ella puede contestar. Sin embargo, no quiero aún las respuestas, aunque eso no excusa mi comportamiento de nene chiquito y mal criado. Ya más adelante hablaremos con calma de lo que ha sucedido para llegar aquí.- Marcos no soltó a Cristina pero si miró a la mujer que le dio la vida con una sonrisa tierna.

-¿Marcos?

-Madre, siento… siento mucho todo lo que he dicho y lo inmaduro que he sido con esta situación. Ya cuando esté preparado, me gustaría saber las respuestas. Mientras, te pido que nos ayudes a cuidar de mi hermanito.

-Sí hijo… ayudaré lo mejor que pueda.- Armando y Michael, junto a Eli la abrazaron. No paso mucho tiempo, para que JD y Faith se unieran al grupo, todos se abrazaron lo mejor que pudieron, hasta que Marcos hizo un sonido con la garganta cómo llamando la atención, lo cual provoco que varios rostros lo buscaran entre ese mar de brazos. Pero nadie soltó o libero la tensión en los mismos.

-Cristina… quieres ir al cine conmigo… oigan que pedir una cita es lo más difícil, suéltenle… ¿no?- Todos con risas cómplices se alejaron dando espacio.- No pongas esa cara, nos llevamos a JD de mal tercio.

-Jey…- JD sonreía cómplice, pero el sonido en su voz era el de ultraje.

-Me encantaría, pero no puede ser una cita… aún no…- Cristina lo miraba como si fuera la primera vez que le pedían salir. Tenía el rostro sonrosado y miraba a todos lados menos a él.

-¿Es el asunto de la edad?- La joven dio un salto ante la pregunta que había sonado a recriminación. Ella buscó a su alrededor alguien que comprendiera, encontrándose sólo con Sara que asintió en aceptación de la situación.

-Marcos, es un poco más complicado que un asunto de números. Cristina no desea ser la causante de la perdida de tu inocencia.- Sara hablaba con calma, sus lágrimas aún no se secaban, pero su mirada traviesa decía mucho de lo que podía pasar. Por primera vez se preguntó qué tanto sabían todos ellos de la mujer que un día enamoró a Armando.

-Pero yo no soy… bueno ya saben…

-Sí ya sabemos…- JD había explotado ante la poca falta de energía de su hermano al explicar su situación. Armando y Sara se sonrojaron sin poder evitarlo.

-¿Qué?- Marcos más que confundido, parecía ultrajado, como si hubieran estado leyendo su diario… bueno si hubiera tenido uno comprendería esa situación, pero nunca había llevado uno de esos cachivaches. Vio la sonrisa compartida entre sus padres, que miraban a JD con resignación, mientras que todos los demás, gracias al cielo, compartían la mirada confusa que sabía él tenía en pleno rostro.

-Veras, cuando te cambiamos de habitación, te dijimos que era hora de tener tu privacidad. Lo que no te dijimos era que tu privacidad estaba saliendo de tu boca casi todas las noches, mientras tu hermanito te escuchaba sin poder dormir. Cada detalle de lo que hacías con tus novias, las cosas que ellas te hacían y los revolúes en los que te metías, eran causa para salir espantado, tu rostro angelical tranquilo y dormido, contando tantas barbaridades.- JD reía a carcajadas recordando la pelea con su madre. Cuando eso sucedió él contaba con diez años y su hermano recién estaba entrando a los trece. Gracias a todas las preguntas que nacieron de esas noches de insomnios y que sus padres no pudieron contestar, es que él pudo descubrir su mundo. Uno que no le aburría, a pesar de ello no pudo dejar de disfrutar del aprieto en que se encontraba su hermano mayor.

Eli no parecía saber que decir, Armando se quería morir después de haber soltado tremenda bomba. Todos los demás miraban a Marcos esperando una reacción, cualquier cosa que les dijera cómo manejar el resto de información.

-Pero… Pero…

-Cristina, no sé muy bien como mi hijo ha terminado en situaciones algo fuertes en el área sexual. Si digo la verdad, no quiero saberlo. Si la mitad de lo que decía era cierto, tu inocencia es la que está en peligro.

-¡Madre…!- Marcos parecía avergonzado, como si no esperara ese golpe.

-¿Qué? Es cierto, la pobre debe estar preparada para cuando la familia se entere de que han cubierto todas las bases y todo por tu bocota.- Sara sonrió traviesa y Marcos al ver ese brillo travieso tuvo que rezar para que eso fuera todo. Cuando su madre le acaricio el rostro intuyó que su tortura no había terminado.- Lo mejor es que te enterarás en cuanto se salga del corral tras otra potrilla.

-Diablos madre… nunca he sido infiel y no espero serlo.- Sus palabras cayeron como agua fría. La sonrisa traviesa en su madre desapareció y el brillo en su mirada fue opacada por el recuerdo.

-Así lo espero, en ese camino sólo se encuentra dolor.- Ella se limpió una lágrima y se volteó a la cocina para terminar con la comida.

-Humm... Marcos, creo que diré que si al cine, pero en esta ocasión por otra razón diferente debo volver a insistir en que sea con toda la familia.- Cristiana miraba de forma inocente a Marcos que se sorprendió por la aceptación y condición.

-¿Por qué?

-Tengo que velar por mi virtud.- Ante esas palabras todos se echaron a reír sin poder evitarlo.

-Pa…, no puede ser… dile que no era tan malo.

-Marcos he prometido no mentir, además la fantasía de dos chicas para un chico, fue todo un record a tu edad.

-¿Eso también…?

-Oye hermanito, ganas mucho no diciendo nada.- JD se reía sin poder evitarlo de forma abierta, de la cara cargada de mortificación en su hermano. Cierto que parecía mayor, luego de haber comenzado con la pinta de chico malo se había visto rodeado por chicas sin poder evitarlo. Algo así como la atracción por el chico malo.

-No creo que eso le ayude.- Dijo Eli con una mirada peligrosa, mientras se sentaba a la mesa. Cuando volvió a mirar a su familia agradeció la atención. -El problema de Marcos seguro fue la presión tan grande por no poder decir nada, era algo importante, algo que le confundía pero que le gustaba, aunque no podía hablar de ello. Así que dormido derramó la sopa. Debemos recordar la necesidad del ser humano de entrar en una actuación perfecta de lo que se espera de él socialmente. No creo que las exigencias sociales, el cuerpo y las situaciones hubiesen estado a la par en la mente infantil, que de seguro aún no estaba lista para su sexualidad.  

-Algo así como intentando liberar el subconsciente de lo que le hacía sentir culpable provocaba que él hablara de todo.

-Sí JD, algo así.

-Auch… hablando de raro.- Cristina vio la mirada seria del joven y buscó la aprobación de Armando y Sara, que asintieron sin saber que más hacer por su hijo. Cristina lo besó en los labios con cariño, abrazándolo y descubriendo en el proceso que cabía entre sus brazos como si fuera una pieza de rompecabezas. Era más alto que ella y sus brazos largos le rodeaban completamente, el bajo su rostro entregándose al momento con un gemido. Cuando el beso termino ambos respiraban de forma sofocada.

-No me pidas que deje a Eli y pórtate bien. No estoy diciendo sí a tener relaciones, eso no me parece bien, pero sí a aceptar que existe algo. ¿Vamos a ver dónde nos lleva?- Marcos asintió y bajo el rostro para volver a besarla, disfrutando de su olor y sabor.

-No es justo…- Faith parecía indignada al lado de su padre.

-Faith, ni una palabra.- Armando la miró espantado, como si esperara que sacara una granada en cualquier instante.

-¡Qué no! Ya sé lo que deseo como regalo de cumpleaños y no voy a esperar a la semana próxima. – la joven miró a todos, se detuvo en Eli con los ojos cargados de dolor, para luego fijarse en Michael.  

-¡FAITH!- Armando estaba colorado y no sabía cómo callar a su hija. Sara sonrió ante la mirada de socorro del padre acorralado, ambos debían estar acostumbrados que se les juntarán todas con sus hijos, pensó Eli con duda.

-Querida, que es lo que deseas y si es posible se te dará.

-A Michael…

-¡Faith!

-¡Qué diablos!

-Igual que su padre…- Todos dijeron algo, algunos gritos fueron más fuertes que otros, pero todos estaban igual de sorprendidos.

-Pensé que la petición de mi padre a que esperara era por asuntos de la edad. Pero esa opción es descartada ante el caso de Marcos. Si es por asuntos de virginidad, todos saben muy bien que no soy virgen. No sé cómo les sorprende, he visto y he sentido a Michael a través de la secciones de masaje. Sé muy bien que mi madre reacciona igual de fuerte a él, quiero estar con él primero que ella.

-Faith, querida no es una carrera. ¿Recuerdas por qué comenzamos con las sesiones de masaje?

-Si para que pudiera recuperar mi tranquilidad al ser acariciada por un varón. Sé que no es una carrera Eli, pero te dije que sentía por Michael algo bonito y profundo. Me pediste que esperara a los dieciochos para hablarlo con él. Le dije a mi padre hace una semana para que supiera mis intenciones y se puso cerdo. Carajo no pueden tenerlo de una forma con Marcos y otra conmigo.

-Jey… respeto…

-Como quieras… pero el asunto es que… que deseo… ¡Maldición!- Miró a Michael con ojos suplicantes. Pero este no sabía que decir, Armando le había prohibido acercarse a su hija con esas intenciones y la situación cambiante de la familia no auguraba pronta solución a este problema. Aunque también comprendía la situación con Faith. La joven no decía que era lo que sucedía, pero algo serio le estaba molestando. En ese arrebato había mucho más.

 -Michael, Armando, Sara y Faith, una de las reglas sobre sexualidad en nuestra familia es lo natural. Si los hechos se dan de forma natural y ambas partes están consintiendo, está bien. No comprendo cuál es el problema, pero por la mirada que ambos machos se han dirigido puedo imaginarlo. Faith, yo no voy a ponerle un lazo a Michael, por muy bello que se vea, ni voy a contradecir a tu padre por darte gusto. Consideró que debes tomar tiempo lejos de Michael y meditar sobre tu sexualidad con él. Todos los demás prometemos respetar tu conclusión y la decisión de Michael.

-Gracias Eli, sé lo que quieres decir y haré lo que me dices. Respetó tu opinión y sé que todos los demás son iguales. Pero mi decisión no va a cambiar y no sólo por lo que he logrado decir. Si no, por todo lo que no sé cómo explicar.  

-Lo sé querida. Estoy segura que lo que has liberado en palabras hoy, es sólo la punta de un “Iceberg”.

Eli se movió con cuidado, la casa se había convertido en un campo de minas y temía hacer estallar a más de una. Abrazó a la joven y le pidió al cielo no por primera vez no estar fastidiándola más todavía con todos esos jóvenes. Sara y Armando la observaban sonriendo, parecía que a juicio de ambos algo estaba haciendo bien. Algo le decía que si todo se iba al infierno, de seguro era su cabeza la que estaría rodando. 

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