LF Capítulo 11
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Capítulo 11
Necesidades
-No entiendo por
qué te has puesto tan pesada de momento.- Marcos observaba como su hermana
tiraba de todo de forma desorganizada en un bulto.- ¿A dónde te vas a ir?
-No lo sé, el
pesado de nuestro padre es quien decide… según él, lejos de Michael hasta que
se me pase el capricho. Ya veremos donde me lleva.- Un sonido en la puerta hizo
que los hermanos dieran un salto.
-Disculpen, me
gustaría hablar con Faith.- Michael estaba en su puerta y parecía cargar con el
mundo sobre sus hombros. Marcos asintió, saliendo de la habitación.
-Siento mucho el
lío con mi padre.-Faith lo miró sin esconder su frustración en la mirada.
-Si comprendiera
que ha sucedido, tal vez podría comprender tu disculpa. Pero no entiendo, juro
que no entiendo nada, todo estaba bien, la conversación estaba en su lugar y tu
padre explotó como si fuera un volcán.- Su padre no pudo soportar el ver a su
hija acariciando a Michael, mucho menos escucharle suplicar un beso. Era cierto
que ella sospechaba cuál sería su reacción, pero no existía forma de evitarla.
Mientras Michael parecía tan confundido, el hombre que siempre había estado
fuerte y decidido para con ella, para con todos aquellos que deseaba proteger.
Pero al mismo tiempo sabía que era vulnerable. Ella sintió deseos de abrazarlo,
sintiendo al niño que fue violado y vendido en varias ocasiones por un padre
diabólico. Razón por la que se había tomado personal el rechazo cruel de
Armando ante la posibilidad de una relación íntima entre ambos. Él no deseaba
estar en el lado de los que se aprovechaban, no era una mala persona y aparte
de ello tenía un gran sentido del honor al dar su palabra. Por eso estaba tan
furiosa con su padre, que conociendo a Michael, se había aprovechado de ello.
No importaba el género, todos se sentían seguros en sus manos, lo que lo hacía
tan bueno en su trabajo. Suspiró profundo preguntándose no por primera vez, si
lo amaba de verdad o sólo buscaba de él seguridad. -Deberías quedarte, yo me
tomo una semana, puedo ir a supervisar el edificio de Río Piedras. Aún no
comienzan, pero ya deben tener el equipo montado.
-No hace falta…
has estado esperando este bebe por mucho tiempo. Además necesito alejarme de
todos; necesito tiempo fuera.- Las palabras fueron un susurro doloroso, ella se
encogió cuando lo vio acercarse y deseo poder enterrar el rostro en su pecho,
sentirse querida por él. Pero aún era una niña, supuestamente.
-¿Estás bien?
-No muy bien, pero
no voy a morir de esto…- sin decirle lo que deseaba ella lo sintió abrazarla,
envolviéndola entre su grandes brazos como si fuera una gran fortaleza entre
ella y el mundo. Por fin sentía algo de paz.
* * * *
-Armando qué está sucediendo con Faith.-
Eli quería comprender cuál era la situación, todos miraban al mencionado
buscando una respuesta de él. Pero por la cara de duda que se le veía se notaba
que ni siquiera él estaba seguro de cuál era la situación.
-Ni yo sé, Faith
está en un hueco y no puedo sacarla. No me dice mucho, pero me suplicó que no
interfiriera con su decisión, que necesita a Michael. Pero… él… bueno no es lo
que deseo para mi bebe.
-¿Necesita?
-Sí, es como si se
estuviera ahogando y su tabla de salvación es Michael. No lo entiendo.- Armando
dejo caer la cabeza derrotado.
-Creo que yo sé
algo.- La voz era un susurro, la madre de la joven miraba a su alrededor
horrorizada, como si estuviera sosteniendo una bomba y no subiera que hacer con
ella.
-¿Sara?
-Armando, la niña
estuvo saliendo con un grupo de estudio. Esto fue antes de que todo lo mío
explotara. Una noche llegó disgustada y con lágrimas en los ojos. Intente
hablar con ella, pero literalmente me envió al diablo. No la culpo, pero luego
de todo esto debe sentirse dentro de una tormenta sin salida, sin vida. Creo
que tu deseo por protegerla le hace sentir burlada.
-A mí me dijo algo
de que no podía verse.- Armando susurró tratando de recordar las palabras
exactas con las que se había expresado la joven.
-Diablos…- Eli
estaba furiosa. Con los chicos que rompieron con todo, con el canalla del tío,
pero más aún consigo misma por no haber visto los síntomas. Son tantas las
posibles reacciones…-Maldición, Armando creo que no debes ir con ella.
-¿Qué?
-Si lo que me estoy
imaginando es una pequeña posibilidad sobre lo sucedido, en estos momentos sólo
Michael puede ayudarle.
-¿Quieres que
entregue a mi hija en bandeja de plata a la sexualidad?
-Armando ella
tiene experiencia sexual y ese es precisamente el problema. Han sucedido tantas
cosas entre los adultos y en tan poco tiempo que ella se ha guardado los
últimos cambios en su relación con sus pares. Se está hundiendo y la podemos
perder si no tenemos cuidado.
-¿Perder? Eli por
favor habla claro… no entiendo lo que me estás diciendo.
-Si no manejamos
esta situación con clama y aceptación, ella podría cerrarse a nosotros por
completo.- El silencio era pesado, los tres adultos sabían muy bien lo que era
sonreír cuando lo que deseaban era llorar. Ninguno deseaba eso para sus chicos.
Armando abrió los labios pero sus palabras murieron al ver a Michael en la
cocina con ojos listos para llorar.
-Armando… yo creo
que… debo ir yo... no es que quiera eso… es que…- Una lágrima escapo de su
mirada oscura, bajando por su mejilla como silenciosa testigo del dolor
compartido.
-Lo sé…- Todos
aguardaron una explicación y Armando sólo pudo mirar al hombre que hasta ese
momento había sido la competencia. El que le había robado el amor de su hija y
con el que tenía que competir por el tiempo de Eli. Nunca quiso ver más allá de
la imagen de gorila que mostraba al mundo.- Michael el hecho de que dudes al
saber lo que debes hacer y tengas lágrimas en los ojos por mi hija me dice que
eres el único capaz de comprender por lo que está pasando. No me tiene que
gustar, pero lo comprendo.
-Michael, dónde
irán.- Cristina parecía realmente preocupada.
-Creo que debemos
volver a la raíz del problema. A su casa… puede que se sienta cómoda en ese
ambiente y así podré descubrir que ha estado sucediendo con sus amistades.-
dijo arrancando de un manotazo la lagrima traidora.
-Ve a prepararte,
notificaré a Faith del cambio.- La voz ronca de Armando era un grito de
angustia, un hombre acostumbrado a tragar todo por mucho tiempo era la mejor
opción… ¿No? Eli suspirando pensó que ella no podía ser quien hablara con
Faith, estaba demasiado emocional lo que no ayudaría a la joven. Las dos
mujeres se sentaron en silencio, viendo como los hombres salían de la
habitación cargando al mundo sobre sus hombros.
-Es mi culpa…
¿Verdad?
-Sara, necesitabas
ayuda. Como adultos debemos todos mirar por señales. Tal vez si habláramos
abiertamente de las cosas que nos preocupan y nos hacen daños nos entenderíamos
mejor. Pero lo cual no significa que tú seas así. Todos lo hemos hecho en lo
que va de semana. Adaptarnos a los nuevos cambios y parámetros provoca cierto
recelo. Ahora nos toca ser los adultos y comprender la necesidad de espacio en
los chicos. Recuerda que nos han enseñado desde pequeños que la dignidad de una
dama esta en lo que la gente dice de ella.
-¿Crees que todo
estará bien?- Cristina acaricio los hombros de la madre con ternura mientras
ella hacía su pregunta, en un intento por apoyarle.
-Ese es mi deseo,
confío en Michael y más todavía, sé que nuestra Faith encontrará su camino al
nuevo hogar que estamos forjando. ¿Tú que has pensado sobre tu vida?
-Si pudiera me
gustaría seguir con mi carrera de artes plásticas. Aún no tengo nada
planificado. Saque el certificado de maestra de matemática, por ser algo
práctico. Se me dan bien los números, pero la verdad puedo vivir sin ellos en
primer lugar.
-Sí, en esas nos
encontramos muchas veces. En cuanto necesites ayuda, grita.- Cristina regreso a
la cocina y no tardó en regresar sonrío mientras entraba con la porcelana para
colocarla en la mesa.
-Sara, estoy
segura que la puerta se abrirá cuando estés lista. Mientras; ¿van a estar bien Michael
y Faith en esa casa? Creo que aquí todo irá bien… pero se va a sentir todo muy
raro, debemos admitir que el sentido del humor de esos dos nos han ayudado a
todos en los momentos de mayor tensión.- Cristina acarició con ternura el
rostro de Eli que cerró sus ojos como pensando en lo dicho, pero su sonrisa
decía a gritos que era más gozo por la caricia, que meditación.
-Soy una mujer de
treinta y cinco años, puedo colocar mis emociones en orden en cuanto lo que
estoy sintiendo. Pero en este momento lo que deseo es que mi familia este sana
y feliz.- Ambas mujeres vieron la sonrisa en Eli, una sonrisa que no cuadraba
con lo que estaba diciendo, ya que tenía rasgos diabólicos. -Disculpen, voy a
estar en la biblioteca a lo que esta la comida.
-¡Problemas!- dijo
Cristina con un gritito emocionado.
-¿Qué?- Sara
parecía confundida por la nueva situación, el cambio en Eli y la cara de
traviesa de la joven.
-Algo se le
ocurrió para su nuevo libro.
-¿Eso es malo?
-Muy malo para
quien lo haya inspirado. En este caso podrás ver como nuestra realidad es
transformada en una caricatura erótica.
-¿Ah?
-No has leído los
libros de esa mujer. ¿Verdad?
-Solo Realidad vs. Fantasía.
-Sabes que algunos
de los escritos en las partes de Musas
Atrapadas y Realidad vs. Fantasía
dentro del libro fueron inspiradas por otras personas. Entre ellas Michael y
Armando.
-Sí… pero… pero…
-Lo sé, ella es
así.
-Diablos, quién la
inspiro hoy… ¿Tu?
-No te asustes,
pero hasta que no esté el libro terminado no lo sabremos.- Con una risa algo
espeluznante la mujer se movió a la cocina a terminar con la comida, deseando
que Eli se diera prisa con el nuevo libro, habían varias personas que
arrancarían un brazo por la oportunidad de leerlo antes de que saliera a
imprenta.
* * * *
La mesa estaba
puesta, el olor a comida era rico y llamaba a los sentidos. Los jóvenes miraban
algunos de los platos con cuidado, intentando descifrar el cómo comerlos sin
destrozar lo bonito que le habían quedado a Cristina y a Sara.
-Jey… ¿Dónde está
Eli?- JD miraba a su alrededor extrañado por no verla esperándoles en la mesa
al llegar a comer.
-En la
biblioteca.- Las palabras de Cristina parecieron ser un jarro de agua fría en
todos. Sara observo las diferentes reacciones, Marcos, Faith y Armando sonreían
como si fuera navidad, mientras Michael negaba con la cabeza murmurando
incoherencias. Cristina se estremeció con exageración, Sara le acompaño
pensando en las posibilidades.
-No entiendo…- JD
parecía realmente confundido.
-Ya lo sabrás más
adelante, pero mientras, comiencen a comer, yo iré a buscar a la ermitaña.- La
comida comenzó a moverse de los platos, todos opinaban sobre las nuevas recetas
y algunos felicitaron a Sara por su colaboración, añadiendo un par de gracias
de los hombres por lo nutritivo de los alimentos. Incluso Marcos murmuró algo
con la boca llena, aunque lo gracioso fue ver como se quedaba con ella abierta
al ver llegar a Eli.
Parecía otra
mujer, el cabello corto suelto y enredado como si sus dedos hubieran entrado en
batalla campal con cada hebra castaña. Los espejuelos habían remplazado las
lentillas, estos eran de viejita, la ropa estilizada había desaparecido por un
pijama de dos piezas cubierto con diseños de… ¿ovejitas?
-Nadie diga nada.-
Fue Cristina quién detuvo toda pregunta posible. Eli se sentó como si nada, con
una libreta legal al lado del plato y lápiz en mano.
-Bueno ahora si me
voy tranquilo. Cristina por favor vela que no deje de comer.- Michael miraba a
Eli con ternura, sin perder detalle, pero igual de enamorado que cuando la
conoció.
-Por supuesto, voy
a necesitar ayuda con el baño.- Cristina parecía estar en el cielo calculando
todo lo que tendría que hacer para mantener todo en orden y a Eli en buen
estado.
-Admite que eso es
sólo una excusa para meterte a bañar con ella.- Armando soltó la broma sin
pensar mucho en la ecuación de la misma, era parte de la nueva camarería que
existía en la familia.
-Claro, pero si no
te molesta Sara me agradaría que me ayudaras con Eli en las próximas semanas.- Cristina
asintió comprendiendo las palabras de Armando, mientras que buscó con sus ojos
la mirada de Sara antes de hablar directamente con ella.
-En lo que pueda…
pero; ¿qué está sucediendo?- Preguntó la mujer confundida.
-Eli comenzó a
escribir, hasta que no termine con el trabajo base de su nuevo libro no existe
para nadie. Hay que velar que come y que no se quede dormida en la regadera.
-Ok… creo.- Sara
noto que todos sus hijos estaban sorprendidos por esa nueva Eli, incluso Faith
que adoraba el trabajo de la autora.
-Nosotros estamos
acostumbrados y Armando ha visto esta faceta antes.
-Sí… y es mi
llamado de salida, es cuando más rara está y eso es decir mucho.
-Cierto, pero
ahora que conocemos la cura de la enfermedad es cosa de esperar y apoyar.- Michael
siguió comiendo y vio como Cristina le ponía algo más de comida en el
plato.
-¿Cura?- Sara
seguía igual de confundida pero resignada a ese mundo de locura al que había
caído.
-Sí, dejarla
escribir.- Cristina le dio un pedazo de carne en la mano a Eli que comenzó a
comerlo como si fuera algo molesto.
-Pero…
-No te preocupes
luego me dará su opinión, nunca olvida lo que sucede en la realidad. Eli cariño
tienes que comer algo más, recuerda al bebe.- Ella lo hizo de forma mecánica y
volvió a mover con rapidez el lápiz contra el papel.
-No entiendo, está
como drogada
-Sí… no bebe, no
fuma, no usa drogas pero si la vez en esta faceta descubres que no hay nada que
la saque de su mundo. Tal vez por eso es tan buena creando fantasías.- Armando
recordaba las noches largas que ella paso sentada en una mesa escribiendo sin
parar, liberando las musas como ella le llamaba.
-Eso no es cierto.
Disculpa Sara, sé que me necesitan, pero ahora mismo mis personajes tienen que
salir o se marchitan, pierden fuerza. Faith te amo, te amo con locura. Marcos y
JD están en su casa, disfruten de la nueva familia. Michael no hagas nada que yo
no haría.- Ella levantó la mano conociendo la repuesta a ese
comentario.-Antonio, habla con Sara de las razones, no te justifiques, ni te
humilles pero si le debes una explicación. Sara escucha y disfruta de ser
libre. Prometo no irme muy lejos por eso del bebe. Cristina mi amor la comida
estuvo deliciosa, gracias… sé que puedo contar contigo.- Eli tomó la libreta,
pero dejo el lápiz y se movió hacia el pasillo de seguro a la biblioteca. Un
suspiro colectivo sonó en el silencio de la habitación.
-Esa es una
primera vez.- Michael sonreía como si le hubieran librado de una jaula y
Armando miraba con desconfianza a Sara, mientras que ella evitaba mirar a su
hija que sonreía como el gato que se había comido al canario.
-¿Me cambio el
nombre? – Armando susurró sintiendo que le cielo se volvía negro, pero él con
el rostro enrojecido.
-Si mi buen amigo…
ya sabes. – todos rieron ante la cara de Armando, este parecía haber cambiado
de colores en cuestión de segundos, hasta quedar pálido por las posibilidades
de él como un modelo de uno de los personajes de Eli.
-Bien a terminar
de comer, todos tenemos tareas que hacer.- Con esas palabras resumieron la
acción de alimentarse, regresando al ambiente familiar anterior. Todos se
hicieron de oídos sordos cuando Eli comenzó a decir profanidades contra alguien
que de seguro no estaba en la habitación.
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