LF Capítulo 2

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Capítulo 2

Después del silencio

-Lo siento hijos.- Armando bajó la mirada ante los presentes. Su idea no había sido humillar a la que fue un día su esposa. Habían sido 18 años en los que habían compartido más que malos ratos.

-No seas flan, todos sabíamos que este día llegaría.- Faith con su sonrisa abierta su piel clara y cabello castaño oscuro, lanzó una mirada suplicante a Eli, que la miraba sin poder creerlo.

-Armando, todos te queremos, tus hijos te quieren aun cuando no entienden toda la “foto”, pero míralos. Son lo suficientemente mayores como para comprender que pudo haber sucedido si no los hubieras preparado para este momento. Coman en confianza, Michael vienes conmigo, por favor. ¿Cristina vas a estar bien con estos tres diablillos?

-Sí, tienen lo que más necesitan… comida.- Ella sonrío con ganas, al ver que JD, asentía con la boca llena y las manos en varios platos de comida china. Gracias al cielo había hablado con Hana San la noche anterior solicitando un pedido de comida para un batallón. Aunque dudó antes de salir al ver una mirada profunda en Marcos.

-Nosotros la cuidamos…

-Sí, Marcos, José David y Faith, me cuidan.- Todos asintieron, aunque Marcos la miró en silencio. Eli se dirigió a la puerta pensando que tal vez estaba en otro problema sin haberse dado cuenta. Al entrar en la sala se encontró con una escena de pesadilla, debía haber recordado lo que significaba el silencio antes de la tormenta. “Maldición…”

-¿Sara?- El cuerpo de ésta se estremecía en brazos de la que seguro era su madre por el parecido, una mujer que Eli había conocido en el pasado, maldijo en voz baja por no haber dudado en aquella ocasión. La mirada de odio de la mujer dejaba claro lo que pensaba de ella, “diablos, llegaron los refuerzos”.

-Debe estar feliz por haber logrado romper un matrimonio de dieciocho años.

-¿Ah sí? Tan feliz que estoy bailando sobre la tumba del certificado de matrimonio de su hija, simplemente porque estoy esperando a que salga por la puerta. No se haga la idiota, la recuerdo muy bien señora y puede estar segura que me siento igual de feliz que la última vez que me vio.- La mujer la miró como si hubiera recibido un golpe. Eli tuvo que reconocer que había cambiado mucho y que no era la misma muchacha que había bajado la mirada ante la supuesta madre del hombre que amaba. Una mujer que la humilló y que no tuvo compasión de la joven que era y que estaba rota sobre una cama de hospital. La mujer se sonrojó al reconocerla y no le hizo gracia estar ante esa mujer nuevamente, por el brillo asesino de su mirada, ninguna gracia.- No se me ha olvidado su visita al hospital diciéndome que era la madre de Armando.

-Esto es venganza…

-Cómo podría serlo, usted dijo que era la abuela de mi bebé. Nunca hubiera imaginado que era la suegra de Armando.

-¿Qué?

-Luego Armando... – Le pidió disculpas con la mirada y se dejó llevar por las emociones que le abogaban.- Le aclaro señora que el matrimonio de su hija estaba roto mucho antes de que yo volviera a aparecer en escena. Yo sólo fui parte de una conclusión que se había tardado en llegar por la manipulación de su hija y suya. Si quiere una culpable más palpable, mírese en el espejo o mire al bulto lloroso que tiene en los brazos.- Eli no pudo evitar el veneno en su voz, vio que Sara se encogía ante sus palabras, pero no hizo nada por defenderse.  

-Descarada…

-Sí señora, descarada, una zorra, puta, mujerzuela, sucia, perra o lo que se le ocurra y con todo eso soy feliz, mucho más feliz que usted o su hija jamás podrán ser. Su hija ha intentado hacer la vida de un hombre y de tres chicos un infierno en un intento de sobornar un regreso a un hogar que hace mucho es un infierno. Ahora llora en sus brazos por qué perdió su mejor carta y aún no sabe cómo carajo.

-Me has robado a mi familia… eres…

-Cuidado Sara… En estos momentos toda lástima que podías provocar en esta familia se fue a la basura por tu intento de utilizar a tus hijos.

-Sara… ella no te ha robado nada… nuestros hijos pidieron conocer a quién me hacía sonreír, todos menos Faith.

-Maldito seas, le entregaste a nuestros hijos.

-No Sara, él no lo hizo, tú los has alejado. Te recomiendo que visites algún consejero o psicólogo. Yo por asuntos evidentes no puedo ayudar a tus hijos con consejería privada, pero seré su amiga hasta que ellos decidan lo contrario. Michael ha conseguido un buen abogado para Armando. Te recomiendo que busques uno.

-Ese hombre se quedará en la calle.- grito la madre de Sara con odio.

-No señora, Armando ha hecho otra familia, esa familia no le dejará caer.

-¿Cómo has podido arrebatarme a mi familia?

-Eso lo puedo contestar yo madre.- Faith parecía cargar el peso del mundo en sus hombros, aunque ya bromeaba y se sentía mejor bajo su propia piel, era un cambio que había costado alcanzar. Era difícil saber qué pensaba o sentía, había aprendido muy bien a esconder sus emociones, pero a su vez era tan vulnerable que quiso abrazarla por esas palabras de lucha. Todos guardaron silencio, esperando que la joven hablara.- Hace un año y medio le pedí a papi que me llevara a una firma de libros de mi autora favorita. Era la primera vez que se presentaba en público y podía ser la última, así que estaba deseosa de conocerle en persona.

-¿Qué tiene que ver? Sí, habías sacado varios libros de tu caja de madera para llevarlos.- Dará parecía recordar el momento mencionado, pero la confusión era clara en su rostro.

-Sí, Eli es la autora de esos libros. La librería estaba a reventar. Mujeres y hombres de todas las edades, desde chicos de quince, hasta abuelos de más de ochenta y algunos con el cabello verde o multicolor.

-La verdad siempre me pregunté qué sucedió con la mujer. Estaba de lo más curiosa.- Todos guardaron silencio ante el comentario de Michael tan fuera de lugar.

-Michael…- Faith no tuvo otra opción que sonreír ante la mirada traviesa de ese hombretón.

-Sigue Faith yo controlo al gorila.

-Gracias Eli, bien el asunto es que cuando papi se enteró que Eli era una escritora erótica, quería que nos fuéramos. Yo me negué, amenacé con ponerme a gritar barbaridades. Al verse vencido, no se quiso separar de mi lado por si algún pervertido intentaba ligar conmigo.- Ella negó con la cabeza, sonriendo ante el recuerdo de su padre rodeado por tantas personas de tan diferentes formas y colores. -Bien, en el momento de la firma, allí estaba Eli haciendo chistes picantes y recibiendo más de un libro para firmar. Cuando puse mi grupo de libros ella se quería quedar bruta.

-Sí, diez libros de los míos era demasiado y más los títulos no eran para tu edad.

-Nos pusimos a discutir cuantos iba a firmar, yo quería los diez firmados, ella quería firmar cuatro. En eso papi soltó un gruñido de los de él y una maldición subida de tono. Lo que hizo que ella lo reconociera al instante…- Eli cerró los ojos recordando los hechos sin poder evitarlo.

-¿Armando?- Él la miró como intentando ubicarla, ella estaba con su disfraz gótico de escritora, así que no se sintió ofendida por la duda en su mirada.

-¿Elizabeth?

-¡ARMANDO!- Ella saltó de la mesa o casi y se había lanzado a los brazos de su juvenil pasión. Él se había olvidado de todo, atrapando su rostro la besó con fuerza y profundidad. Cuando se separaron él lloraba y ella reía como la jovencita que un día había sido. La marca de pinta labios en su rostro era incongruente en Armando, pero provocó más de un gemido y risa en los presentes. Faith se había quedado como algunos pocos, sin saber cómo reaccionar ante la escena, no quedó congelada mucho tiempo.

-Pervertido… fuiste amante de Miss Erótica.

-Yo… es…- Armando no había sabido que hacer.

-No sólo eso, algunos de mis trabajos están dedicados a él.- La joven abrió la boca y la cerró, para luego volver abrirla, pero sin capacidad de decir nada al respecto.- Si quieren hablamos después de yo terminar acá... Michael querido… necesito tu ayuda.-En eso el gigante de su marido se colocó a su lado dejándolos a todos chiquitos.

-Disculpen, vamos a cambiar el formato de la firma de libros. Pido su ayuda y cooperación con la señora Crast, cómo han visto mi mujer se ha vuelto a reunir con su ex amante. Ya pueden sospechar lo que puede suceder y el significado de que ella pida cooperación por parte de todos.

-Un libro nuevo…

-Ideas nuevas…

-Yo lo quiero…- Las voces se entremezclaban con las diferentes reacciones, pero todos estuvieron de acuerdo en cooperar, deseaban otro libro de la autora que había desaparecido por tres años. Eli comenzó a moverse entre las filas repartiendo firmas, besos en las mejillas y dejándose fotografiar, lo que fue un obsequio ante el cambio, ya que nunca lo había permitido. Las charlas eran múltiples, las preguntas eran de todos los tipos y ella sonreía mientras contestaba cada una de ellas con desfachatez. Michael recogió los libros de la muchacha y observó al hombre que hasta ese momento había sido un fantasma en la vida de la mujer que amaba. Lo vio enrojecer y dudó que fuera el mismo que había estremecido el mundo de la joven que un día había sido Eli.

-No creo que sea buena idea el que yo me quede.

-Señor, llevo años escuchándole nombrar. Mi mujer quiere hablar con usted y creo que su hija está soñando con el próximo libro en el que su padre podrá ser un personaje.

-Oh… sí… sí… y triple sí…

-¿Faith?

-Lo siento papi, pero llevó años esperando un trabajo nuevo en la serie EVA y tú no lo vas a detener.

-Me vas a vender por un libro…

-No por un libro… pero por un libro EVA, claro que sí y sin dudarlo dos veces.

-Hijas…- murmuró Armando que se había repuesto de las lágrimas que habían llegado sin una explicación lógica para él.- Sigue siendo buena escuchando a la gente.

-Sí, pero aún le provocan terror.

-Prefiere los libros…- dijeron ambos al unísono. Ambos sonrieron y Faith los miraba extrañada. Eli no se perdió nada del intercambio, aun cuando hablaba con diferentes grupos.

-¿Estás bien?

-Sí, gracias… sé que fue difícil escoger a los que vendrían hoy y organizarlo todo para darme espacio, para luego verlo todo en el suelo por un capricho de tu escritora.- Michael sonrío y la abrazó sin soltar los libros de Faith,

-¿Estás bien?- La pregunta de Michael le hizo sonreír con ternura, se recostó en su pecho y siguió escuchando a Faith.

-Esa noche cenamos juntos y me quedó claro que papi no era feliz. No por lo que dijo, sino por lo que no fue capaz de decir. En ningún momento habló de las peleas, las discusiones, ni de la manipulación por parte de mi madre. Describió una relación inexistente y una mujer que si existió en algún momento, yo nunca le conocí.

-Faith… por favor. Es tu madre, respeto.

-Sí padre, lo siento.

-No te preocupes pequeña. Sara, esa noche supe que no podía seguir contigo.

-¡POR ELLA!

-No madre, por mí. Los libros bajo la marca EVA, son libros de auto ayuda, eróticos pero más que nada son parte de las pesadillas de lo que es el abuso sexual infantil y lo que éste nos hace en nuestro proceso psicológico. Cuando Eli preguntó por mi gusto de libros y el cómo había dado con ellos a una edad tan joven. Yo le conté sobre la consejera que había notado algo raro en mí, el que ella me recomendara Realidad vs. Fantasías, provocó un pandemonio que poco más le cuesta la vida a mi padre. Eli parecía un demonio sacado del mismo infierno con ganas de matar a quien había fallado supuestamente en protegerme.

-Es cierto, nunca la había visto de esa manera, fue aterrador, pero maravilloso, una obra de arte en movimiento. Aunque no sabía la razón por la que me atacaba.

-En eso yo comencé a llorar explicando que él no sabía nada.- Faith miró a su padre con amor, olvidando la puerta emocional que había dejado abierta con él.

-Usted… vieja cabrona, sabe cuál es el subtítulo de mi libro Realidad vs. Fantasías… ¿no? Es “Después del incesto y la pedofilia” Comprende, ¿verdad?

-Una mujerzuela como usted no tiene derecho a calumniar a mi familia.- La mujer mayor parecía haber recibido un golpe en pleno rostro, miraba algo nerviosa y sonrojada, pero el orgullo era mucho en ella, tanto que era capaz de ver a su nieta con desprecio.  

-Yo no lanzo calumnias a nadie. El honor de su familia lo puso por el suelo su hijo. Acompañando la acción del desgraciado, la actuación de ustedes dos que se suponían protegieran a una niña en crecimiento de un monstruo como ese.- Eli estaba cambiando, moviéndose hacia adelante hasta que Michael detuvo sus pasos amenazantes contra la mujer que se había puesto pálida, ante la amenaza latente en la pequeña mujer.

-Mi hijo es un buen hombre, ayuda a la sociedad y a personas que van por el mal camino. Cuida de las reglas sagradas de nuestro señor aquí en la tierra, siendo un buen sacerdote.

-Maldita vieja. ¿Sabe lo que es sagrado? Lo único sagrado en el mundo es la inocencia de un niño y ahora diga usted, si de verdad su hijo va a estar entre los llamados a la mesa del padre con todo lo que ha hecho. Faith no es la única, lo están investigando y ya pronto saldrá a la luz la basura que ustedes han escondido bajo la alfombra. El resto de las reglas sociales con las que vive la sociedad y ustedes, se pasean por donde no me da el sol. Y si se atreve a mirar nuevamente a mi Faith de esa manera le juro que le voy reventar el hígado a puro golpe.- Eli no se había dado cuenta de la mirada perpleja en Sara que observaba a su madre como si está fuera la primera vez que la viera. Pero se recompuso nuevamente.

-¿Por qué no dijiste que habías creído las mentiras de Faith? Yo te hubiera explicado.- dijo con una sonrisa conciliadora en los labios Sara, que parecía haber olvidado la acusación que se le había hecho a ambas.

-Cállate Sara, me importan puta madre tus explicaciones. No te dije nada, ya que sabía que dirías algo así y yo terminaría asesinando a la porquería de familia que te cargas y a ti en el mismo bando.- Armando ya había perdido la paciencia, por un momento al ver la duda en la mirada de Sara pensó que ciertamente le habían convencido de que la niña mentía. Pero ella había borrado la duda de su mirada aferrándose a que su hija era una mentirosa.- Ustedes con esas ínfulas de buenos cristianos, lo que guardan bajo los ropajes de mártires es pura mierda. Yo le creo a mi hija. Ella se merecía mejor de mí, mis hijos van a tenerme y ellos decidirán con quien van a vivir. Ahora lárguense arpías.

-Yo…- Sara no podía decir nada, sus hijos observaban todo en silencio sin defenderla. Su hija abrazó a su padre, despreciando a las mujeres que le habían llamado en más de una ocasión mentirosa, que le habían convencido que su tío el sacerdote no era capaz de violar a una niña de once años.

-Señoras… busquen ayuda y sepan que Armando y sus hijos sin importar lo que decidan contarán con todo nuestro apoyo.

-¡MARCOS! ¡VÁMONOS!

-No madre…

-Tú no me puedes dejar… tú no…

-¿Por qué?

-No me puedes dejar por él… ¡No por él!

-Vuelvo y repito madre; ¿por qué no?- Marcos, serio, con su mirada fría observaba la palidez en el rostro de su madre sin inmutarse. No era su intención llevar otra confrontación a la mesa, pero cuando algo malo sucede se juntaban todas o por lo menos eso era lo que él había notado en su corta vida.

-Tú eres mío… sólo mío.

-Mis hermanos también son parte de tu vientre. ¿Por qué ellos no son tuyos?

-Ellos son… ellos son traidores.

-JD, no ha dicho que se queda con Armando.- El evitar llamarlo padre y con una sonrisa cínica en los labios le estaba diciendo a su madre que conocía su secreto.

-Marcos no… por favor.- dijo Eli desesperada leyendo lo que se estaba diciendo entre líneas. Tenía una fuerte sospecha de lo que quería decir, pero la mirada atónita de todos los demás le decía que no estaban al tanto de dicho secreto.

-¿Por qué?

-Es tu madre… no resistirá otro golpe. Hoy no… Necesita ayuda profesional. Debe recibir el apoyo de un psicólogo. Luego te puedes arrepentir, no me importa ella, pero tú no tienes por qué cargar el resto de tu vida con un error de tus padres. ¡Tú no mi niño!

-No es tu niño, maldita seas. Es mío… sólo mío.- Sara estaba histérica, se había olvidado de todo y fue a golpearla, quedando sorprendida cuando fue Marcos quien le detuvo en su intención recibiendo la cachetada. El brillo en la mirada de Marcos era uno de odio y resentimiento.

-¿Eli, cómo sabes qué me voy a arrepentir o a sentirme culpable?

-Mira a tu padre. Mírala a ella, observa sus vidas, la manipulación es parte de lo que respira. No dudo que esté buscando una manera de hacerles pagar el que le derrotaran en su propio juego.

-¿Cómo lo sabes?

-Así era mi padre… hasta que un día se quitó la vida esperando que le salvaran. Pero nadie supo qué hacer.

-La culpa nunca es buena consejera.- Michael colocó la mano en el hombro del joven, agradeciendo en silencio el que protegiera a Eli.

-Madre, me voy a quedar con papá hasta la noche.

-¡No! No te puedes quedar. Eres mío…

-No madre, me pertenezco a mí mismo y no soy una pieza en tu juego.

-¿Crees que si sabe la verdad te va a querer a su lado?

-No importa de lo que están hablando. Marcos decide y yo le respeto por ello.

-Sara, vámonos.

-No madre, mi vida es un infierno. No voy a permitir que se burlen de mí.

-Cállate, Sara. Eres una mujer decente. No permitas que estos ingratos rompan con tus valores.

-Estoy harta de tus valores y tus ideas.- Todos veían la situación en la que nadie podía hacer nada. Eli se movió deteniéndose a unos pasos de ella.

-Yo sé tú secreto… eres una ramera y peor que yo… ¿verdad?- Susurró las palabras volteándose luego hacia su familia. -Armando, mete a los chicos en la habitación, nos vamos esta tarde para la piscina del gimnasio o la playa. Vayan decidiendo donde quieren ir. ¡Cristina ayuda a JD y a Marcos a buscar ropa!

-Ya me encargo. Chicos vamos a prepararnos.

-Eli, ¿qué vas a hacer?

-Algo que tú no puedes querido.-Armando miró a Michael y lo vio asentir. Eli estaría protegida.

-Faith vamos a prepararnos.

-Desgraciada… no te vas a quedar con mis hijos.

-Tienes seis meses para enderezar tu vida. Esta semana se presentarán cargos contra tu hermano y contra ustedes por cómplices. Se ha llevado una investigación de nueve meses donde jóvenes de diferentes edades le han acusándolo de violación, abuso sexual y exposiciones deshonestas. Tu hija no mentía, pero vamos a ver que hacen con la verdad ahora que no la pueden acallar con amenazas. Púdrete con el dinero, busca ayuda y suplica que exista un Dios que pueda perdonarles, yo voy a hacer todo lo que esté en mis manos por destruirles. Dile a tu hermano que busque una piedra bien grande y que se meta debajo, porque voy a acabar con él.- Michael vio a esa mujer de unos cinco pies de altura acercarse a la alta mujer, la vieja parecía mucho mayor y su boca arrugada dando la imagen de haber tragado algo muy agrio.

-Aléjate de mí Satanás.

-Sí con gusto. Pero antes se acuerda de lo que le dijo a su nieta: “Tu palabra contra la nuestra.” Bien ya no es así, pregúntele a su adorado hijo donde ha estado metiendo las manos. A ver si le dice qué ha estado haciendo.  ¡Ah! y le debo esto.- Eli sacó la mano con todas las fuerzas pegándole en pleno rostro. Luego le agarró por el cabello y la sacó a patadas por la puerta. Sara no podía creer lo que veía, su madre, la mujer orgullosa y fuerte siendo doblegada por primera vez.- Sara, si me quieres hacer la vida mucho más fácil, te puedes quitar la vida en confianza. Eso sí, hazlo bien, no vayas a quedar vegetal por atentar contra tu adorado Dios. Ha y recuerda, tendrás que explicarle que hiciste con los hijos que te dio.

-O puedes tener suerte y descubrir que Dios no existe.- Michael le cerró la puerta en la cara con esas palabras.

-Me siento enferma.

-No es para poco, pero todo va a estar bien. Cómo le dijiste a Armando; las decisiones y sus consecuencias son individuales.- susurró Michael mientras la abrazaba.

-Vamos, tenemos que subirle el ánimo a esos chicos. ¡Quiero diversión!  

-¿Eli, estás bien?- Cristina parecía querer salir corriendo.

-Sí corazón. ¿Vas con nosotros?

-¿No crees que es mala idea con todo lo que ha sucedido?

-Para nada, a Marcos le vendrá bien verte en traje de baño. – dijo Eli con mirada traviesa ya que antes había notado en el joven la mirada de anhelo. Lo cual le decía que tendría que ocuparse de hacer arreglos ante ese nuevo cambio.

-Pero mi cuerpo…- el temblor lo decía todo.

-Tú decides pequeña. Las marcas que tienes son tus medallas de honor. Sobreviviste en el infierno y estas aquí con nosotros que tanto te queremos. Fuiste bautizada en esta vida por el dolor, pero eso sólo significa que eres un ángel que reconoce la pena en otros. Los chicos te necesitan tanto como yo.- Ella volteó buscando la mejilla de Michael con sus labios. Luego fue donde se encontraba Cristina quieta y asustada. La besó con dulzura, durante el beso aprovechó para quitarle la camisa. Ella gimió una protesta pero se dejó hacer.- Tranquila amor, sólo ternura hoy.

-Sí… por favor…- Eli asintió y se acercó a su espalda con delicadeza y comenzó a buscar cada marca, cada cicatriz de cigarrillo. Era un ejercicio que se repetía una y otra vez, entre ellas, y en familia, era una forma de asegurarle y crear fuertes lazos entre ellos. Siempre había quedado claro para todos, que en ese instante en que fue marcada, había sido el momento en que se había roto su lazo con los demás, con la humanidad misma. Era por ello que Eli se centraba en cada una de las pequeñas cicatrices, pidiendo ayuda para no crear más en el alma de esa hermosa mujer que hoy temía estar molestando, que hoy temía ser una piedra en camino de aquellos que le querían.

-¿Puedo?- Cristina pareció despertar de un trance y asintió a Michael que había hablado con voz ronca. Este no tenía nada sexual para con ella, su mirada era la de un amigo, un hermano más en esa relación que compartían. Éste le acarició el rostro y la besó en los labios, como se besa a un niño antes de dormir, deseando que no tenga pesadillas, para luego seguir el rastro de besos de Eli sobre las cicatrices que conocían bien. Con esa imagen se encontraron Armando y sus hijos, no era la primera vez que eran testigos, en más de una ocasión, la vasija que sostenía a ese ser se había quebrantado, pero todos habían permanecido al margen. Él sonrió con ternura, sabía lo que hacían, lo había visto hacer varias veces, pero nunca dejaba de hacerle sentir humilde por pertenecer a esa familia.

Esta vez, después del golpe con la realidad, necesitaba unirse a ellos, aceptar la valentía en esa pequeña mujer que se aferraba a la vida a pesar de todo lo feo, a pesar del dolor y las cicatrices en su alma, era capaz de sonreír y amar. La palabra mala, escrita en su espalda era símbolo de sobrevivencia.

Con un nudo en la garganta vio como Faith y JD, se acercaron en silencio pidiendo permiso, por primera vez tomaban acción ante una ceremonia. Ella con una sonrisa cómplice en los labios y JD con un brillo extraño en la mirada, pero con la misma intención y anhelo, el deseo de consolar, el hacerle entender a ella que eran una familia. El jovenzuelo le abrazó de forma torpe, Cristina colocó sus manos en los rizos rubios que él tanto odiaba, como si fuera una madre aferrándose a un bebé. Ellos no sabían cuánto ella los necesitaba de esa manera y él reconocía la ternura tan grande que nacía del pecho femenino al tenerlo torpemente abrazados.

-Cristina, eres uno de mis pilares, no podemos seguir sin ti, de seguro no sabes lo importante que eres en mi pecho.- Faith no dejaba caer las lágrimas de sus ojos, pero las mostró con orgullo. Fijándose en el brillo de lágrimas en los ojos infantiles, que le decían a Armando que comprendían mucho más de lo que le hubiera gustado, pero justo lo que todos necesitaban.

Ella buscó ayuda en Armando que parecía enternecido con la imagen, de esa forma estiró la mano, él acaricio el labio inferior de ella que temblaba de la emoción. Aun podía sentir los besos de Eli y Michael, también la caricia leve de Faith junto a los brazos de JD, ahora Armando le decía con una simple caricia que comprendía y aceptaba lo que sucedía. Más que eso, que se sentía orgulloso de la aceptación incondicional de sus hijos para con ella.  

-Eres hermosa y mis hijos lo saben.- Faith besó el hombro de la joven con ternura, Eli se detuvo y se acercó a Marcos que tenía los puños apretados, mientras veía como todos la abrazaban para transmitirle fortaleza. Eli lo abrazó con fuerza mientras le susurraba al oído.

-No es lo mismo saber, que ver. No te preocupes, llegara un día en que esté completa. Pero sanar siempre es doloroso y el proceso nunca termina, sólo está un poco asustada por los cambios que pueda traer todo esto, pero ciertamente no se ha derrumbado ni una vez.

-Pero… pero papi…-Marcos deseaba llorar como no lo había hecho desde que era niño.  

-Él comprenderá. Te juro que entenderá.

-Gracias.- Con esas palabras la abrazó con fuerza y sintió como el cuerpo de esa mujer tan pequeña sostenía el mundo de tantas personas y siempre mantenía una sonrisa en los labios. Le sonrío mientras se separaba de ella y se acercaba a la razón de sus desvelos. Acariciando de forma suave y superficial la M de la palabra MALA que Cristina tenía escrita con cicatrices de quemaduras en la espalda. La caricia provocó otro mar de llanto en la joven que no sabía cómo reaccionar ante Marcos y lo que este niño le hacía sentir.

-Eres hermosa, por dentro y por fuera nunca lo dudes.- Eli le besó sin miedos, ni vergüenza, demostrando lo mucho que le amaba, no era un beso de pasión, era un beso que nacía del alma y el deseo de sanar.- Bien es hora de irnos de fiesta. El cuerpo pide ¡CALLE!

-¡SÍ!- gritaron los chicos intentando demostrarles a Cristina y a todos los adultos que estaban entusiasmados con la idea. Para Eli era algo así como muy exagerado, pero no iba a decir nada al respecto. Todos necesitaban un rato fuera de esa pesadilla.  

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