Capítulo 1
Capítulo 1
–Está bien ya… bajen
el volumen. Usted jovencita podría explicar porque dice que soy su padre. –
Giovanni no entendía nada de lo que sucedía. Pero no podía negar que la joven
le parecía muy familiar, tanto que sentía el corazón en un puño.
–Fransheska, cuidado…
sabes que aún eres demasiado joven para comprender de qué hablas.
–Abuela ahí donde lo
vez está pensando en el preservativo que se rompió. En las dudas que siempre ha
tenido al respecto y en lo mucho que ha amado a la mujer que un día fue mi
madre. – La abuela la miró asustada, viendo que lo que siempre había temido se
había hecho realidad. – No hay lío abu, tú sabes que cuando este don llega es
para quedarse, lo viste en tu madre que murió joven acusada de brujería, en tu
hermano que se negaba a tocar a nadie por miedo a lo que podía ver y viste como
crecía con fuerza en tu hija que hoy día a creado un imperio gracias a ese don.
– susurró la joven, que parecía haber envejecido varios años, la vida se
notaba, no había sido buena compañera con esa pesadilla constante. – Llevo
meses aprendiendo de mi don, así que por favor no digas que no sé qué estoy diciendo.
–Yo vuelvo a mi
pregunta. ¿Puedes explicar de quien eres hija y que está sucediendo para que
digas que soy tu padre? – Giovanni sentía que estaba enloqueciendo. Nada de esa
conversación era normal. Esa joven con su estilo gótico tan parecido a la mujer
que mencionaba, pero tan diferente a ella físicamente a parte del cabello, lo
tenía en un patín de confusión.
–Eso es fácil, conoces
a Karla, te acostaste con ella hace diecisiete años y luego ella desapareció.
Acá está su hija con dieciséis y dos meses. Tú has las matemáticas. Adivina por
qué mi madre nunca me ha dejado visitar a mi abuela, que estaría escondiéndole
a los que tienen buenos ojos y mejor memoria. – Giovanni tuvo que admitir que
era cierto y más todavía la joven era el vivo retrato de…
–Mira quizá no lo sepas,
pero tu madre fue una facilita. Se acostaba con cualquiera que le dedicara una
mirada. – Las palabras venenosas de la ex futura esposa, fueron recibidas con
una sonrisa.
–¿De verdad? Pá, que
edad tenían cuando se acostaron tu y mi madre. – La joven se había sonrojado,
pero aún así sonreía a su padre con la cabeza ladeada mientras escuchaba algo
que nadie más podía.
–Habíamos cumplido
dieciocho y diecinueve.
–Si no mal he
escuchado te llevaste un susto de madre cuando estuvieron juntos. Podrías
explicar; ¿por qué? – ¿Qué diablos? Giovanni miró a la mujer mayor buscando
respuestas, pero que negaba con su cabeza sin poder explicar lo que veía en su
nieta.
–Fue la primera noche
con un hombre para ella y sin querer, tal vez por culpa de mis celos le hice
mucho daño. – Se sentía como si fuera un joven de catorce confesando ante el
grupo de niñas que había visto una revista para adultos.
–Eres un abusador, esa
primera vez no te detuvo para pasar toda la noche en brazos de ella. – Todos
recibieron esa afirmación con cara de susto, más todavía por la sonrisa de
ella.
–Fran querida, ni
siquiera se parece a ti. Además, ese tipo de secretos es parte de cada uno. No
tienes derecho a compartirlos. – La mujer parecía querer sacar a la joven del
lugar antes que dijera algo más.
–¿Pero estas víboras
tienen derecho a menospreciar a mi madre? La verdad es que no pueden llegarle
ni siquiera a la suela de los zapatos. Por favor, son unas trepadoras y tienen
más esqueletos escondidos en el closet que el mismo diablo. Además, sobre no
parecerme a él, eso es lo bueno abuela, él está viendo a alguien que ama en mí.
¿Verdad padre? – él no tuvo otra opción que asentir. No tenía idea de cómo esa
jovencita lo sabía, pero allí estaba tan claro como el día y la noche. Para
colmos, su madre entraba en ese momento por la puerta, con un vestido de verano
hermoso que le quitaba varios años y que mostraba el cuerpo voluptuoso que
exhibía la joven con su ropa apretada. Cerró los ojos y los volvió a abrir con
miedo a que el espejismo desapareciera.
–OH… ya se de quienes
son. – Todos se quedaron mirando a la joven que no le quitaba la vista a la
mujer que sonreía sin comprender. – Sólo puedo imaginar los problemas que esos
ojos le han dado, pero comparto el sentimiento. – Con esas palabras se quitó los
lentes de contacto que escondían su último secreto. Giovanni y la madre de este
pensaron que morían cuando una mirada exacta a la de ella les sonreía desde el
rostro de la joven.
–Ciertamente, hija de
puta saca a padre de dudas. – La voz ronca y sensual dejo a todos sorprendidos.
Ninguno de los presentes se esperaba esa aparición.
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