Soledad


Amiga y amante de mis días, aún cuando mi sonrisa a otros les da la bienvenida. Tú me acompañas en silencio, burlándote de mi hipocresía, del calor falso que llena mi cuerpo cuando estoy entre sus brazos. Sin él saberlo, sin ella sospecharlo, ninguno entiende  que sólo la Soledad abraza en frío hielo a mi corazón que se niega a amar. Corazón que sin reacción y mentira ofrece a quien mendiga lo que le da la gana y resguarda con clara satisfacción todo por lo que ellos en silencio matan.    

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