Hoy recordando a un buen profesor.



Ensayo sobre personas mayores de 30
¡NO se debe confiar en las personas de más de 30 años! Esas fueron las palabras de mi profesor de sociedad en mi bachillerato, él, si tenía sobre 40 años. Eso significa que no debíamos confiar en esa frase o más aún debíamos analizar todo lo que una persona mayor de 30 nos dijera. Para mí con 28 años era un sinsentido total. Pero vamos que él es el profesor y nosotros recibimos su sabiduría por 145 dólares multiplicado por tres. Así que quién se pone a discutir.
Ahora las cosas han cambiado, ya con 37 años mi persona hoy día me la pasó pensando en esa frase y analizando las diferencias de ese ser que un día fui. No niego la envidia ante el ser lleno de sueños. No niego el deseo de haber quedado atrapada en ese instante donde el mundo no importaba. Solo los ideales, las pasiones y las travesuras entre sombras. Pero como siempre nos toca crecer y en mi caso esa frase me persigue. Sé que lo que desean saber es que he descubierto observando mi comportamiento. Después de los treinta no digo todo lo que pienso y el mundo me parece más una ratonera llena de roedores y paracitos que se dejan llevar por las reglas establecidas para su sobrevivencia incluyéndome.
 ¿Una imagen muy fuerte? No hay problema… vamos a cambiarla, hay dos tipos de personas… los que piensan demasiado minoría y los que no piensan mucho mayoría… los puntos grises pueden esconderse entre las sombras. Me gusta pensar que estoy entre esas sombras, sé que no tengo tanta suerte. Pero sé muy bien que todo es causa y efecto, que la vida no es buena y no es mala, más aún esta realización me hace esconder con ferocidad al ser que llevo dentro. Tal vez una sonrisa en mis labios, un silencio intencionado y un brillo que podría ser travieso, pero que al verlo reflejado en un espejo, pienso que es más desprecio… si esa joven de 28 años sigue allí, ahora atrapada por las reglas sociales y se burla de la mujer que un día juro que no sería como los demás. Que el mundo no llegaría a ella y que éste solo sería un tablero de juego para sus musas escapadas.
¡NO SE DEBE CONFIAR EN PERSONAS MAYORES DE 30! Hemos encadenado nuestras almas, para sobrevivir en mundo lleno de mentiras e hipocresías. Así que lo lógico es guardar silencio y observar lo ridículo que es crecer, para luego quedar satisfecha por las migajas que caen de la mesa que es la vida.
¿Etapa cínica? Lo más seguro… pero a la hora de la verdad solo estoy juzgando mi existencia, así que no enciendas los motores si vez algo que te molesta. Como decimos en mi tierra, si algo pica ají comiste.

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