Al amanecer

Esta madrugada, cuando el alba ya apuntaba y el tiempo amenazaba con asesinar mi sueño, te has colado entre mis colchas, robándome un momento. Respirando un mismo aire, compartiendo la misma necesidad, con la magia del instante nos olvidamos a quienes nos debemos. “¿Qué haces aquí?”; “Tú me has llamado” en susurros hablamos, con sonrisas en los labios pecamos. Viaje placentero, por el mundo permisivo de Morfeo. Tus labios acariciaron mi cuello, haciendo vibrar mi cuerpo, la caricia entre nuestros pechos provocando cosquillas discretas que llaman al deseo. Una guerra de voluntades, una lucha entre iguales, combatientes mortales, entregando todo en un instante. Mis labios encuentran, tu pecho, mis mejillas retozan con la despedida de tu juventud, que dan la bienvenida a la madures de tus años, aún cuando tu mirada esconde al niño travieso que llevas dentro… “Nos veremos luego” es una promesa que rompe el silencio. Con desesperación despierto y durante el día, cuando nuestros caminos se cruzan me sorprende tu sonrisa traviesa y mi reacción ante ella… “Juro que no fue sólo un sueño, mi querido Morfeo”

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